sábado, 28 de febrero de 2015

un esqueleto en el armario

Corren los años de la posguerra en Espa- ña, y son tiempos en los que las familias guardan muchas cosas en secreto, como quien guarda «un esqueleto en el armario». Daniel es un niño que lleva varios días en cama, postrado por una enfermedad que le ha dejado muy débil. Desde su dormitorio, presiente que algo no marcha bien en su familia. La actitud triste de su madre y el secretismo de su padre le hacen pensar que ese algo tiene que ver con él. Los días en cama son muy aburridos, pero una mañana encuentra en su habitación unos cómics, que lee con avidez, y descubre que no son tebeos españoles, sino de edición latinoamericana. De esos cómics, uno le impacta especialmente: Dalia Negra. Un tebeo que narra la historia de unos niños que se enfrentan a una bruja muy peligrosa. Pero estos cómics tienen un defecto y es que no contienen la historia completa; al final de cada tebeo Daniel se encuentra con un «continuará». Una noche escucha a sus padres discutir con una mujer, cuya voz él no reconoce, y su madre no le quiere decir quién es. Días más tarde, cuando su amigo Miguel acude a visitarle, este le comunica un críptico mensaje de una desconocida que se ha encontrado en la calle: «Pronto tendrás noticias mías». Daniel no solo no consigue averiguar quién es la mujer misteriosa del mensaje, sino que su padre le retira todos los nuevos tebeos. Las pesadillas empiezan a atacarle; en ellas Daniel revive un accidente doméstico que tuvo cuando era muy niño y en el que se quemó las manos. Sus padres no quieren decirle nada sobre el accidente ni sobre lo que está pasando en la familia, pero le devuelven los tebeos. Daniel descubre sorprendido que el montón de cómics contiene otro ejemplar de Dalia Negra. Su sorpresa es mayor cuando halla una serie de números escritos bajo el título. Con ayuda de Miguel resuelve la clave de esos números, es un mensaje cifrado: «Pronto me reuniré contigo». En estos días la salud de Daniel ha mejorado y le permite visitar a su abuela. Será ella la que comience a resolver el enigma: la mujer misteriosa es su tía Diana, la hermana de su madre. Diana era la encargada de cuidarle la noche en la que Daniel se quemó gravemente las manos. Su padre no veía con buenos ojos a Diana, porque iba a ser madre soltera, y nunca pudo perdonarla. Diana acabó abandonando España y emigró hasta Latinoamérica. Ahora ha vuelto de visita y quiere ver a Daniel. Su padre permite el reencuentro y Daniel se llevará una agradable sorpresa, pues conoce a su prima Berta. Se harán buenos amigos y esta le enviará, ya de regreso en América, el resto de la colección de Dalia Negra.
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